miércoles, 17 de diciembre de 2008

mensaje del Santo Padre a los jovenes en Sydney

“Profetas de una nueva época”:

1. “Como fuente de nuestra vida nueva en Dios, el Espíritu Santo también
es, de un modo muy real, el alma de la Iglesia, el amor que nos une al Señor
y entre nosotros, y la luz que bre nuestros ojos para ver las maravillas de
la gracia de Dios en todos nosotros”.

2. “Tenemos que permitir que el amor de Dios penetre en la dura costra de
nuestra indiferencia, de nuestra aridez espiritual, de nuestro conformismo
ciego con el espíritu de nuestro tiempo. Solo entonces podemos permitirle
que encienda nuestra imaginación y plasme nuestros deseos más profundos. Por
eso, la oración es tan importante: la oración cotidiana privada en la
tranquilidad de nuestros corazones y ante el Santísimo Sacramento y la
oración litúrgica en el corazón de la Iglesia”.

3. “Jóvenes: ¿qué dejaréis a la próxima generación? ¿Estáis construyendo
vuestras vidas sobre bases sólidas? ¿Estáis viviendo vuestras vidas, dejando
espacio al Espíritu en un mundo que quiere olvidar a Dios, o incluso
rechazarlo en nombre de un falso concepto de libertad? ¿Cómo estáis usando
los dones que se os han dado, la “fuerza” que el Espíritu Santo está
dispuesto a difundir ahora sobre vosotros?”.

4. “Una nueva generación de cristianos está llamada a contribuir a la
construcción de un mundo en el que la vida sea acogida, respetada y cuidada
con atención, no rechazada o temida como una amenaza y por tanto, destruida.
Una nueva época en la que el amor no sea ávido o egoísta, sino puro, fiel y
sinceramente libre, abierto a los demás, respetuoso de su dignidad, un amor
que promueva su bien e irradie alegría y belleza. Una nueva era en la que la
esperanza nos libere de la superficialidad, de la apatía y del egoísmo que
dañan nuestras almas y envenenan las relaciones humanas”.

5. “Queridos jóvenes amigos, el Señor os está pidiendo que seáis profetas
de esta nueva época, mensajeros de su amor, capaces de atraer a la gente al
Padre y de construir un futuro de esperanza para toda la humanidad”.

6. “El mundo necesita una renovación. En muchas sociedades, junto a la
prosperidad material, se está extendiendo el desierto espiritual: un vacío
interior, un miedo indefinible, un sentido escondido de desesperación.
¿Cuántos de nuestros coetáneos han construido cisternas rotas y vacías en
una búsqueda desesperada de sentido, del sentido último que solo puede dar
el amor? ¡También la Iglesia necesita esta renovación! Tiene necesidad de
vuestra fe, de vuestro idealismo y de vuestra generosidad para poder ser
siempre joven en el Espíritu”.

7. “¡No tengáis miedo de decir que “sí” a Jesús, de hallar vuestra alegría
en hacer su voluntad, donándoos completamente para llegar a la santidad y
usando vuestros talentos al servicio de los demás!”.

8. “Hay más alegría en dar que en recibir. No dudéis jamás de la verdad de
las promesas de nuestro Señor, según las cuales cada vez que ofrecemos
nuestra creatividad, nuestros recursos, nuestras personas, recibimos después
todo con abundancia”.

9. “La colaboración armoniosa entre religión y vida pública es muy
importante en una época en la que algunos han llegado a pensar que la
religión es causa de división más que una fuerza de unidad. En un mundo
amenazado por formas de violencia siniestras e indiscriminadas, la voz
unánime de los que tienen un espíritu religioso estimula a las naciones y a
las comunidades a resolver los conflictos con instrumentos pacíficos,
respetando plenamente la dignidad humana”.

10. “El sentido religioso nos guía al encuentro de las necesidades de los
demás y a buscar vías concretas para contribuir al bien común. Las
religiones juegan un papel particular en este contexto, en cuanto que
enseñan a la gente que el auténtico servicio exige sacrificio y
autodisciplina, que a su vez se deben cultivar por medio de la abnegación,
la templanza y el uso moderado de los bienes naturales”.

11. “La religión, al recordarnos las limitaciones y la debilidad del ser
humano, nos impulsa a no poner nuestras esperanzas últimas en este mundo que
pasa”.

12. “La verdadera fuente de la libertad se encuentra en la persona de Jesús
de Nazaret. Los cristianos creen que El nos revela plenamente las
potencialidades humanas para la virtud y el bien; El nos libera del pecado y
de las tinieblas”.

13. “Pensaréis que en el mundo de hoy es improbable que la gente adore
otros dioses. Pero a veces lo hacen sin darse cuenta. Los falsos "dioses"
están casi siempre ligados a la adoración de tres realidades: los bienes
materiales, el amor posesivo y el poder”.

14. “Los bienes materiales, de por sí, son buenos. No sobreviviríamos sin
dinero, ropa y casas. Pero si nos negamos a compartir lo que tenemos con los
hambrientos y los pobres, transformamos esos bienes en una falsa deidad.
¡Cuántas voces en nuestra sociedad materialista nos dicen que la felicidad
consiste en acaparar el mayor número posible de bienes y objetos de lujo!
Pero así los bienes se transforman en deidades falsas. En vez de dar la
vida, son portadores de muerte”.

15. “El amor auténtico es ciertamente bueno. Cuando amamos somos plenamente
humanos. Pero a menudo se cree amar cuando en realidad se tiende a poseer o
a manipular a la otra persona. A veces los demás son tratados como objetos
para satisfacer las propias necesidades. ¡Qué fácil es ser engañado por las
tantas voces que en nuestra sociedad sostienen un enfoque permisivo de la
sexualidad sin prestar atención a la modestia, al respeto propio y a los
valores morales que confieren calidad a las relaciones humanas!”.

16. “En todos los Evangelios Jesús ama especialmente a los que se han
equivocado porque, cuando se daban cuenta de su error, se abrían más que los
otros a su mensaje de salvación. Los que deseaban reconstruir su vida eran
los más dispuestos a escuchar a Jesús y a ser sus discípulos. Podéis seguir
sus huellas; también vosotros podéis crecer especialmente cerca de Jesús
precisamente porque habéis decidido volver a Él”.

17. “Podemos caer en la tentación de reducir la vida de fe a una cuestión
de mero sentimiento, debilitando así su poder de inspirar una visión
coherente del mundo y un diálogo riguroso con las otras muchas visiones que
compiten en la conquista de las mentes y los corazones de nuestros
contemporáneos”.

18. “Caminad cada día a la luz de Cristo mediante la fidelidad a la oración
personal y litúrgica, alimentados por la meditación de la palabra inspirada
por Dios. Que la celebración otidiana de la Eucaristía sea el centro de
vuestra vida”.

19. “La castidad por el Reino significa abrazar una vida completamente
dedicada al amor, a un amor que os hace capaces de dedicaros sin reservas al
servicio de Dios para estar plenamente presentes entre los hermanos y
hermanas, especialmente entre los más necesitados”.

20. “La sociedad contemporánea atraviesa por un proceso de fragmentación
debido a una forma de pensar que es, por su naturaleza, de corto alcance
porque deja de lado el horizonte completo de la verdad, verdad relativa a
Dios y a nosotros. Por su misma naturaleza, el relativismo no consigue ver
el cuadro entero. Ignora los principios que nos hacen capaces de vivir y
crecer en la unidad, en el orden y la armonía”.

21. “¡El Espíritu Santo! Su función es ésta: cumplir la obra de Cristo.
Enriquecidos con los dones del Espíritu Santo tendréis fuerza para ir más
allá de las visiones parciales, de la utopía vacía, de la fugaz precariedad,
para ofrecer la coherencia y la certeza del testimonio cristiano".

22. “El amor tiene una característica particular: su fin es permanecer. Por
naturaleza, el amor es duradero. El Espíritu Santo ofrece amor al mundo:
amor que disipa la incertidumbre, que supera el miedo del engaño, que lleva
en sí la eternidad; el amor verdadero que nos incorpora a la realidad que
permanece”.

23. “El Espíritu Santo es Dios que se entrega eternamente, como una fuente
inagotable, se ofrece siempre. Observando este don incesante, vemos los
límites de lo que es perecedero, la locura de una mentalidad consumista. En
particular, empezamos a entender porqué la búsqueda de las novedades nos
deja insatisfechos y deseosos de algo más. ¿No estamos buscando un don
eterno, la Fuente que jamás se agota?”.

24. “¡Queridos jóvenes: hemos visto que el Espíritu Santo realiza la
maravillosa comunión de los creyentes en Cristo Jesús. Fiel a su naturaleza
de dador y al mismo tiempo de don, actúa ahora sirviéndose de vosotros.
Haced que el amor unificador sea vuestra medida, el amor duradero vuestro
desafío, el amor que se entrega vuestra misión”.

25. “Vosotros estáis llamados a vivir los dones del Espíritu entre los
altibajos de la vida cotidiana. Haced que vuestra fe madure mediante los
sacramentos”.

26. “Estar verdaderamente vivos es ser transformados desde el interior,
estar abiertos a la fuerza del amor de Dios. Si acogéis la fuerza del
Espíritu Santo, también vosotros odréis transformar vuestras familias, las
comunidades y las naciones. Liberad estos dones. Que la sabiduría, la
inteligencia, la fortaleza, la ciencia y la piedad sean los signos de
vuestra grandeza”.

27. “¡Que mediante la acción del Espíritu Santo, los jóvenes tengan la
valentía de llegar a ser santos! Esto es lo que necesita el mundo, por
encima de cualquier otra cosa”.

28. “Hay algo siniestro que brota del hecho de que la libertad y la
tolerancia se separan muy a menudo de la verdad. Todo ello se alimenta de la
idea, ampliamente difundida en nuestra época, de que no hay una verdad
absoluta que guíe nuestra vida. El relativismo, dando valor a todo sin
discriminación, ha hecho que ‘las experiencias’ sean lo más importante”.

29. “¡La vida no está gobernada por la suerte, no es casual! Vuestra
existencia personal ha sido querida y bendecida por Dios y tiene una
finalidad. La vida no es una simple sucesión de hechos y experiencias. Es
una búsqueda de la verdad, del bien, de la belleza. Con ese fin tomamos
nuestras decisiones, ejercemos nuestra libertad y, en esto, en la verdad, en
el bien y en la belleza, encontramos la felicidad y la alegría”.

30. “No os dejéis engañar por los que ven en vosotros simples consumidores
en un mercado de posibilidades indiferenciadas, donde la elección en sí
misma se convierte en bien, la novedad se hace pasar por belleza y la
experiencia subjetiva suplanta a la verdad”.

31. “Cristo ofrece más. Ofrece todo. Sólo él, que es la Verdad, puede ser
el Camino y por lo tanto la Vida”.

32. “Muchos jóvenes no tienen esperanza. Se quedan perplejos frente a las
cuestiones que se les plantean y a menudo se siente inseguros sobre dónde
encontrar respuestas. Ven la pobreza y la injusticia y desean hallar
soluciones. Se sienten desafiados por los argumentos de quienes niegan la
existencia de Dios y se preguntan cómo responder (...). ¿Dónde podemos
hallar respuestas? El Espíritu nos orienta hacia el camino que conduce a la
vida, al amor y a la verdad. El Espíritu nos orienta hacia Jesucristo. En El
encontramos las respuestas que buscamos”.

33. “La Virgen María tuvo que enfrentarse a muchas dificultades a
consecuencia de aquel sí. Simeón profetizó que una espada le atravesaría el
corazón. Cuando Jesús tenía doce años pasó los peores momentos que cualquier
madre puede experimentar cuando, durante tres días, perdió a su Hijo. Y
después de la actividad pública de Jesús, sufrió la agonía de estar presente
en su crucifixión y muerte. A través de tantas pruebas, permaneció siempre
fiel a su promesa, sostenida por el Espíritu de fortaleza. Y fue
recompensada con la gloria”.

34. “Debemos permanecer fieles al sí con que aceptamos la oferta de amistad
por parte del Señor. Sabemos que no nos abandonará nunca que nos sostendrá
siempre con los dones del Espíritu. María aceptó la "propuesta" del Señor en
nuestro nombre. Dirijámonos a ella y pidámosle que nos guíe en las
dificultades para permanecer fieles a la relación vital que Dios entabló con
cada uno de nosotros".

35. “Ha llegado el momento de decirnos adiós, o mejor hasta pronto. La
Jornada Mundial de la Juventud 2011 se celebrará en Madrid, en España. Hasta
entonces recemos unos por otros y demos al mundo nuestro gozoso testimonio
de Cristo”.



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